Pese al calor, Kiko lució su traje de marinero y se presentó a beneficio del grupo de apoyo y rescate de la ciudad. Con sus gestos y su inseparable balón hizo recordar la inocencia y la alegría que deben tener los niños. Por ahora, este particular personaje de la vecindad seguirá recorriendo el país alegrando corazones y arrancando sonrisas a los más pequeños y hasta los grandes que recuerdan todas sus travesuras.
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